Una de las cosas que me parecen interesante sobre este tipo de programas es que trasladan el control al grupo de alumnos y el docente debe cambiar su rol para transformarse en un impulsor, facilitador, guía, motivador, etc. un cambio muy interesante que debe ser un reto para muchos profesores y que tiene implicaciones interesantes para los alumnos, ya que ahora no responden ante el profesor cuando no cumplen su parte, deben enfrentarse a un grupo de compañeros y compañeras que en muchas ocasiones son más duros que los propios profesores. Los alumnos se autoevalúan y evalúan a sus compañeros. La motivación es ciertamente uno de los ingredientes clave y al parecer abundante en este tipo de experiencias. Contactos con empresas y profesionales reales que les orientan y cuestionan en sus planteamientos y objetivos. Clases con cojines y sofás, ambientes abiertos y plurifuncionales, son claves para desarrollar este tipo de programas, con lo que un nuevo diseño de los espacios es fundamental para que puedan adoptarse.
Hay ciertos temas que quedan en el aire aún, como cuánto aprenden, qué percepción tienen las instituciones y universidades sobre este tipo de programas y sobre todo un tema clave conectado con esto último, cómo superar los miedos de los padres con respecto a la eficiencia del programa y la aceptación de sus hijos en la universidades, algo que aún está definiéndose… No obstante educamos para un mundo que aún no llega y no sabemos cómo será ni tampoco qué tipo de retos encontrarán estos ahora alumnos y futuros trabajadores… ¿Por qué preocuparse demasiado?
La idea no es tan nueva, hay un programa en Inglaterra 2011 Studio Schools que ya trabajó esto para combatir la deserción escolar en secundaria, conectando las empresas locales con los alumnos para trabajar proyectos reales. Os dejo con un Ted Talk que cuenta la experiencia.